miércoles, 19 de octubre de 2011

Crédito para especular, no

Por si cabían dudas, la pasada semana, Calyon (Crédit Agricole), en un análisis sobre el estado financiero de Sacyr (informe que bien cabría calificar de demoledor) cifró en 1.000 millones de euros la ampliación de capital que precisa, y con urgencia, el grupo constructor, al tiempo que, dada la reducida capacidad de generación de beneficios de que disfruta, necesitará de entre 35 y 70 años para hacer frente a la faraónica deuda que soporta.

Como decíamos, un demoledor informe firmado por uno de los bancos que junto con Santander, Bankia y Citigroup lideran el crédito de 5.000 millones de euros, gracias al cual en su día el grupo presidido por el Sr. Del Rivero se hizo con el 20% de Repsol, que, por cierto, vence el próximo 21 de diciembre, y que, dada la imposibilidad de amortizar, se está negociando su renovación en estos días.

Así las cosas, y dada la imposibilidad de que el grupo Sacyr pueda pagar algún día los 5.000 millones de euros del referido crédito, como no sea vendiendo la participación de Repsol, debe entenderse la operación de compra como puramente especulativa. Sacyr, como ya hiciera con anterioridad con el BBVA y Eifagge, vio una oportunidad de tomar una participación significativa en Repsol, para así aliviar la cara derrota que le supuso su aventura francesa en Eifagge. Estrategia que pasaba por pedir un crédito con garantía de las acciones compradas, intereses del crédito que se irían pagando con los dividendos de Repsol, a la espera de poder liquidar la posición, cuando se diera la ocasión de hacerlo, con jugosas plusvalías.

Estrategia que tiene dos frentes oscuros, uno, que se mantenga el dividendo de Repsol y, dos, que la cotización de las acciones de Repsol no baje del precio de adquisición, de ahí el enfrentamiento que tuvo lugar el pasado año cuando el Sr. Brufau anunció un recorte en el dividendo de Repsol y la necesidad que tiene ahora el Sr. Del Rivero de lograr la renovación del crédito, so pena de tener que liquidar la posición con fuertes pérdidas.

Si bien no somos contrarios a la especulación, sí estamos en contra de que concedan créditos de la forma tan heterodoxa como el que se concedió en su día a Sacyr, con garantía de la cosa comprada, cuando, como es el caso, ésta no goza de valor intrínseco (recordar, entre otros, los casos de Metrovacesa, Cleop, Colonial, etc., etc.). Y también estamos en contra que se especule a base de crédito y más cuando éste pasa por ser un bien escaso.

Cómo se puede justificar un crédito de 5.000 millones de euros para especular, que de concederse obligará a decir no a las justas demandas de crédito de no menos de 100.000 pymes que dan trabajo a no menos de 700.000 personas. Si el Sr. Del Rivero quiere especular con las acciones de Repsol, bien, pero que lo haga con su dinero, no con crédito, éste sólo se puede conceder a la economía productiva y más en tiempos como los que corren de escasez de efectivo.

Vemos muy difícil de justificar, al menos socialmente hablando, que se le renueve el crédito especulativo a Sacyr que, a no dudar, de darse sería a base de negárselo a la pequeña y mediana empresa que es la que genera trabajo, algo de lo que, por cierto, no vamos sobrados.
La especulación del Sr. Rivero no genera trabajo, sino más bien todo lo contrario, con la misma está poniendo en peligro la propia continuidad del grupo, como ya le ocurriera en su día con el asalto fallido a Eifagge.

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