Decía el Sr. Sáenz, consejero delegado del Santander –el grupo que lidera por goleada el ranking bancario español–, que la economía española ya ha tocado fondo, lo que no deja de ser una muy buena noticia y más, si cabe, viniendo de tan autorizada fuente.
También dijo el Sr. Sáenz que el crédito en España se va a seguir contrayendo, algo que cree necesario para reducir el endeudamiento del sector privado, opinión en la que también estamos de acuerdo, si bien con matices.
No cabe duda que la empresa española presenta un excesivo nivel de endeudamiento, hoy por hoy, nuestras empresas soportan un endeudamiento medio que supera en un 50% la media de la empresa europea. Dicho esto, debemos tener en cuenta un hecho significativo y son los más de 330.000 millones de euros que el sector financiero español tiene prestados al sector inmobiliario. Faraónica cifra, a todas luces excesiva, que se debe tener en cuenta, dado que por si sola distorsiona el dato medio. Si dejamos aparte el crédito al sector inmobiliario, en exceso sobre-endeudado, el resto de la empresa española soporta un nivel de endeudamiento en línea con el que soportan el resto de empresas europeas.
Abundando en lo de la necesidad de reducir el endeudamiento empresarial, se nos ocurre que la tal reducción, si bien necesaria, no puede llevarse a cabo de la forma en que se está haciendo en la actualidad, es decir de forma indiscriminada, sino selectiva. Entre otras medidas a tomar, se debería anular a cero (por no emplear el término de prohibir, termino éste incompatible con la libertad de mercado) el crédito especulativo, es decir aquel crédito cuyo único fin es generar beneficios al deudor y que, por tanto, no crea puestos de trabajo, algo de lo que tan necesitados estamos.
Es difícil de aceptar el ver como nuestros bancos y cajas están negando el crédito a pymes con una más que aceptable situación patrimonial y cuenta de explotación, con el argumento de que no hay dinero y en cambio se están, no sólo facilitando, sino incluso renovando créditos especulativos, como por ejemplo, los más de 3.500 millones de euros a ACS para poder seguir manteniendo su participación de casi el 20% de Iberdrola y los más de 5.000 millones de euros a Sacyr, para hacer lo propio con el 20% de Repsol.
Si no hay dinero, lo primero que hay que dejar de financiar es a la economía especulativa, saben cuántos puestos de trabajo generan los más de 8.500 millones de euros de crédito a ACS y Sacyr, ninguno, y saben cuántas empresas pequeñas y medianas podrían ver solucionado su problema de financiación con esta cifra, pues no menos de 50.000, que suponen una masa laboral de no menos de 300.000 trabajadores, buena parte de los cuales pueden llegar a perder su puesto de trabajo, única y exclusivamente, por falta de crédito.
Resumiendo, estamos de acuerdo con el Sr. Sáenz en que se debe reducir el endeudamiento, entre otras razones, porque éste, a día de hoy, supera la propia capacidad crediticia del sistema financiero español, pero la tal reducción se debe hacer de forma selectiva, manteniendo dentro de lo razonable el crédito a la economía productiva y cortando a cero el crédito especulativo, de no hacerlo así podemos llegar a ser un país de rentistas y especuladores y muchos cada vez más parados.
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